LOS CAMPEONES ÚLTIMOS

Frase a priori un tanto extraña la del título; quizás hubiera quedado mejor haber puesto «Los últimos Campeones», pero no, me ha parecido más correcto hacerlo de esta manera. Dicho esto, vayamos al meollo

Después de bastante tiempo en dónde sólo he cogido la bici y he ido a carreras populares esporádicas, he vuelto a darle un poco de «caña» al running para poder realizar retos personales que siempre he querido hacer pero que nunca me había puesto a prepararlos.

Como es, por ejemplo, una media maratón; en este caso, la de la Cartuja de 2020 en enero. A la que ya estoy apuntado a causa de esa impulsividad que a veces me domina y de la que me alegro tener de vez en cuando.1ed2ff6a-c33f-4046-8b85-f51151b458b3

Todo ello me lleva a día de hoy, como he comentado anteriormente a volver a correr más asiduamente de lo que hasta ahora estaba haciendo. Así que carrera popular a la que puedo ir, carrera popular a la que voy.

¿Cuál es el problema? Mi estado físico, que se encuentra en unos niveles deplorable, a lo que sumamos que las carreras nocturnas de estas semanas se realizan los viernes, por lo que al mediodía puede darse el caso de que haya ingerido una cantidad ingente de cerveza en mi cuerpo.

 


Yo nunca he sido un tipo de estar en cabeza de carrera ni por asomo; siempre he andado por la mitad más o menos, pero eso cóctel que os comentaba está haciendo que últimamente corra por la cola de carrera.

Y es aquí, en este preciso contexto deportivo, donde me apetecía escribir y contar con sensaciones que hacía mucho que no sentía, o veía…

Y es que, corriendo casi a 7:00 el minuto, lo de ir rápido es algo que ya no está en tus planes, y al ir tan despacio, tienes más tiempo para fijarte en más cosas que simplemente el badén que tienes que pasar con cuidado porque hay un bache al lado.

Ves a esas personas que están realizando sus primeras carreras populares, que llevan a alguien al lado que los motiva y les ayuda psicológicamente diciéndoles que falta poco cuando aún ni llevan 2 kms de carrera. Ves esa cara de felicidad del que va a disfrutar sin mirar el reloj, sólo por el placer de hacer deporte al aire libre. Ves que el que no puede más, acelera el paso cuando se encuentra a un grupo de gente que está animando, con más fuerza si cabe, cuyos hijos pequeños te extienden la mano para que la choque.

Ves como se abraza con su compañero de fatigas, mientras éste le dice«¿ves como podías?».

Seguro que a 4:20 el km también se pasan miserias y malos momentos, pero ir a 6:40/7:00 el km, hace que estés más tiempo corriendo, más tiempo sufriendo, pero la satisfacción no se puede comparar con nada. No puedo decir que sea mejor que acabar a 4:20 porque no lo sé, pero lo que sí sé, y lo que sí conozco, es esa sensación de acabar algo que creías imposible hace unos meses, y eso, por mucho tiempo que se tarde en llevarlo acabo, es de campeones.